Las esfinges de Leonor y sus enigmas.
Las esfinges en el mundo antiguo eran demonios magníficos con rostro de mujer y cuerpo de león y alas de ave. Demonios portadores de destrucción y mala suerte.
Una de estas esfinges, se instaló a las afueras de la ciudad griega de Tebas y se dedicó a asolar la campiña y a matar a todo bicho viviente que se encontraba a su paso y que no fuera capaz de resolver sus enigmas.
El enigma que la esfinge cantaba cruelmente, según Aristófanes era este: “Existe sobre la tierra un ser bípedo y cuadrúpedo, que tiene sólo una voz, y es también trípode. Es el único que cambia su aspecto de cuantos seres se mueven por tierra, aire o mar. Pero, cuando anda apoyado en más pies, entonces la movilidad de sus miembros es mucho más débil”.
Muchos murieron estrangulados por la esfinge al intentar resolver este enigma y fallar, y fue Edipo el que la respondió de este modo: “Escucha, aun cuando no quieras, Musa de mal agüero de los muertos, mi voz, que es el fin de tu locura. Te has referido al hombre, que cuando se arrastra por tierra, al principio, nace del vientre de la madre como indefenso cuadrúpedo y, al ser viejo, apoya su bastón como un tercer pie, cargando el cuello doblado por la vejez”.
Al escuchar esta respuesta, la esfinge se arrojó por el acantilado y murió. Otros dicen que fue arrojada al acantilado por Edipo.
Ella es magnífica, perturbadora, enigmática, terrible y apasionada, como la esfinge que Edipo venció o como cualquier otra esfinge demoníaca, pero no porta destrucción sino todo lo contrario.
Ella es Leonor Fini; pintora surrealista, ilustradora de libros, diseñadora de teatro, escritora, artista.
Leonor Fini nació en Argentina en 1907, de madre italiana y padre argentino de descendientes también italianos. A la edad de un año su madre se separó abruptamente y se la llevó con ella a Trieste. Durante los siguientes seis o siete años de su vida, cuando salía a la calle, lo hacía disfrazada de niño para evitar que los esbirros mandados por su abandonado padre la secuestrasen.
Se crió en los salones de la convulsa Europa de entreguerras donde ya demostró su precocidad a la vez que una increíble fuerza de voluntad y una intensa sensibilidad.
Fue una artista autodidacta que creció a la sombra de la rica biblioteca de su tío, en la que descubrió a Aubrey Beardsley, Gustav Klimt y el universo de los prerrafaelistas, además de leer a Baudelaire y empaparse de los trabajos de Freud y de su mundo psicoanalítico cuando tenía 16 años.
Descubrió su pasión por el arte gracias a estas lecturas. Las visitas a los museos y a la morgue en Trieste para aprender anatomía a base de estudiar cadáveres, acrecentaron su intensa curiosidad y comenzó a relacionarse en los círculos artísticos y literarios de Trieste donde fue forjando su gusto por los espacios con referencias ensoñadoras que tan bien encajarían en el movimiento surrealista.
Tras sus primeros años en Trieste, en el año 1933, Leonor se traslada a la capital mundial de la cultura en esos tiempos, París. A comienzos de su estancia en la ciudad del Sena, se hizo amiga íntima de Giorgio De Chirico que la introdujo en su círculo y donde entabló amistad con artistas tan representativos del Surrealismo como el poeta Paul Eluard o los pintores Max Ernst, René Magritte o Víctor Brauner. Estos pintores se sintieron atraídos por lo que llamaron un “abismo tenebroso” que se reflejaba en la obra de Leonor. Esto sirvió para que en 1935 realizase Leonor su primera exposición individual.
Durante un viaje en coche a través de Italia, cimentó también su amistad con Henri Cartier-Bresson y con André Pierre Mandiargues. (en una subasta de 2007, una fotografía de Fini, desnuda en una piscina, con el pubis rasurado, realizada por Cartier-Bresson durante este viaje, establecería un récord mundial al venderse por 300 mil dólares).
Julian Levy, marchante de arte que fue responsable de introducir a los surrealistas en los Estados Unidos, se convirtió en su distribuidor estadounidense y presentó por primera vez la obra de Leonor en su galería de Madison Avenue en una exposición conjunta con con Max Ernst en 1936 y facilitó su participación en la exposición “Fantastic Art: Dada Surrealism” sobre el dadaísmo y el surrealismo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Aparte de su amistad con Pablo Picasso, Salvador Dali, Eugène Ionesco, Georges Hugnet, Georges Bataille, Max Ernst, Paul Éluard, y Giorgio de Chirico fue una voluptuosa libertina y facilitó algunos de los materiales para la novela de Pauline Réage “Story of O“.
También colaboró en el diseño de figurines, vestuario y escenografía en múltiples obras de teatro. Diseñó para el George Balanchine Ballet “El Palacio de Cristal” en la Opera de Paris en 1945. Trabajó para la Comedie Francaise con la compañía de Jean-Louis Barrault y en La Scala Opera House de Milán. En 1949, creó para Julien Gracq el vestuario de “El Rey pescador” y también trabajó para la escena con Giorgio Strehler y Jorge Lavelli. En 1969, realizó el diseño de El Balcón de Jean Genet y de varias obras de Jean Anouilh.
Realizó ilustraciones de “Las flores del mal” de Baudelaire, “Aurélia Gerard” de Nerval, “La Tempestad” de Shakespeare, “Julieta” del Marqués de Sade y de textos de Edgar Allan Poe.
También fue diseñadora de vestuario en la película que John Huston realizó en el año 1969, “A Walk With Love and Death” titulada en España como “Paseo por el amor y la muerte” y donde debutaría como actriz Angelica Huston.
Leonor Fini siempre fue a su rollo, de forma independiente, y no se sintió nunca como la musa surrealista tal y como André Breton en ocasiones manifestaba. Ella se hizo un nombre por sí misma a fuerza de puro talento y gracias a una fuerte personalidad que la motivaba a “no comportarse” de forma normal y sí siguiendo su espíritu independiente natural. A este respecto manifestaba: “…Nunca soporté el dogmatismo ni la inquisición que el grupo ponía en práctica. Mi concepción de la pintura fue siempre radicalmente contraria a la idea surrealista y al puritanismo de Breton”.
Vivio rodeada de una treintena de gatos y durante 40 años mantuvo una relación menage-a-trois con el diplomático y pintor Stanislao Lepri y con el poeta y autor de varios ensayos sobre su obra, Constanine Jelenski.
No es extraño que los gatos fueran uno de los temas más recurrentes en sus cuadros, así como las máscaras, los esqueletos, los cráneos o las esfinges.
Se ha escrito mucho sobre Leonor Fini, se la ha fotografiado, pintado y es una mujer que conoció a la mayoría de los grandes artistas y talentos que pasaron por París durante los años 40 y 50 y que ha influido en la mayoría de los pintores figurativos del siglo XX.
Klaus Mann, Dino Buzzati, Edmond Jaloux, Victor Brauner, Giorgio de Chirico y Marcel Brion, entre otros, escribieron sobre Fini. Según Jean Cocteau Leonor Fini es una artista “de raíces enigmáticas y trágicas” y Alberto Moravia decía que Fini es una pintora “emparentada con los escritores siniestros”. Ella le confió al crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal: “Puede decirse que en mis cuadros hay una atmósfera baudeleriana”.
A veces se pregunta a las esfinges de Leonor acerca del estilo pictórico al que pertenece, o qué otros pintores se pueden compara con ella, o si es una pintora, una ilustradora o una diseñadora, o si era una feminista, o una mística, o una mujer voluptuosa. Todas las preguntas son superfluas y solo tienen una respuesta: Ella es Leonor Fini.
Direcciones Web de Interés:
Leonor Fini en la CFN Gallery.
La Galerie Minsky. Leonor Fini Permanent Exhibition.
Esther said,
4 septiembre 2009 a 22:00
Hermano,
Felicidades por la información sobre Leonor. No veas como te lo curras.
Enhorabuena (y a ver si me llamas……..)
fer said,
29 septiembre 2009 a 22:00
esta pagina es muy buena te brinda la informacion y es mejor que otras paginas
lara said,
29 septiembre 2009 a 22:00
wow?
por fin una pagina con buena INFORMACION
FELICIDADES SU PAGINA ES MUY BUENA