Las obsesiones de Dave Stevens

28 octubre 2010 at 22:00 (Cine, Cine de Aventuras, Comics, Erotismo, Ficcion-Fantástico, Ilustración) (, , , )

Mientras Dave Stevens entintaba las tiras de aquel Tarzán salido de los lápices de Russ Manning, allá por el año 1975, su cabeza daba vueltas a un argumento que quería dibujar él mismo, y en el que pretendía reflejar varios motivos principales que le obsesionaban un poco: Los propulsores y los cohetes con los que en ocasiones había jugado de niño, las acciones heroicas y los héroes de los años 30 y 40 y una fascinación sin igual por las mujeres.

A esos ingredientes base que Dave organizaba en su cabeza, añadió como aderezo la gran pasión que tenía por toda aquella estética que rodeaba a la Norteamérica previa a la Segunda Guerra Mundial.  Así es como se construyó la idea del cómic The Rocketeer en la mente de Dave Stevens, dibujante californiano autodidacta nacido en 1955.

Tras unos años dedicados a la animación y al cine, participando entre otras obras en la elaboración de los storyboards de «En Busca del Arca Perdida«, por fin su coctel mental vería la luz.

La primera aparición de The Rocketeer sería en Febrero de 1982 en el primer número de la revista  Starslayer, publicada por Pacific Comics, aunque solo era una historia de una página, ya que fue publicada como un «fill-in» de otra historia, refiriéndose este término inglés a las historia cortas que se solían usar como relleno durante los años 80 y 90 en los cómics y en las que artistas desconocidos -o no tanto- daban a conocer su trabajo mediante historias propias o bajo guiones de la compañía.

Los capítulos siguientes de The Rocketeer aportarían a Stevens una enorme reputación y haría resurgir también un gran interés por una modelo pin-up de los años 50, la exuberante y curvilínea Bettie Page, ya que Dave eligió su figura para representar a la heroína de su historia: Betty, compañera de su protagonista y héroe Cliff Secord.

 

Se considera a Dave Stevens como uno de los talentos menos prolíficos en la historia de los cómics.  Sus amigos bromeaban con él respecto a esta lentitud en dibujar, pero es que Stevens era tan obsesivamente meticuloso que para dibujar una escena dedicaba días al estudio y a sus bocetos y dibujos, repitiéndolos una y otra vez, hasta conseguir un panel. Incluso entonces, cuando lo consideraba acabado, no estaba satisfecho con su trabajo.

Las chicas que conseguía Dave Stevens tenían algo más, tenían textura. Parecía que podías llegar a la página y tomar un puñado de su carne. Sin duda esto era debido al obsesivo perfeccionismo que Dave buscaba en sus creaciones.

La emergente reputación de Stevens, así como el lenguaje fresco y divertido que utilizaba en The Rocketeer,   llegaron como parte de los primeros brotes del nuevo movimiento del cómic independiente iniciado por Pacific Comics o Eclipse Enterprises y tuvo un impacto inmediato entre los aficionados al cómic del mundo entero.

The Rocketeer se publicó de forma irregular y muy lentamente antes de ser reconocida como una de las novelas gráficas más vendidas en el sistema  de venta al por menor. Sin duda la mirada nostálgica a los años 30, la aventura de la aviación y la sensación de profundidad conseguida por la meticulosa tinta de Stevens, hizo saltar los escaparates de las tiendas.  Esta admirable profundidad no pasaría desapercibida para la industria y Dave fue empleado en gran medida como un artista de portadas en los primeros títulos de Pacific Comics tales como Alien Worlds.

Posteriormente, demostraría en otros títulos  su don natural para la elaboración de mujeres atractivas.

Además de en The Rocketeer podemos destacar sus ilustraciones para diferentes publicaciones y personajes como Luke Skywalker, Boba Fett, Han Solo, la princesa Leia, Catwoman, Superman, Capitán Marvel, Shazam!, Madman, Vampirella, Elvira, Doc Savage, Spiderman, The Shadow, Sheena y muchas otras.

Cuando Disney recogió la idea de The Rocketeer y la convirtió en una película en 1991, bastante fiel al encanto de la idea original, probablemente Dave Stevens se convirtió en el primero de los modernos dibujantes de cómic, que trabajarían con Hollywood siendo dueño de los derechos de sus obras. Este camino lo seguirían posteriormente otros renombrados artistas como Mike Mignola, Mike Richardson, Dan Clowes y otros.

El maestro Dave Stevens murió demasiado pronto y demasiado joven, a la edad de 52 años.  Aunque hubiéramos deseado más, nos dejó sus magníficas  obsesiones de legado.

Para conocer más en profundidad su vida y obra podéis visitar la muy interesante página de Dave Stevens.

El artículo dedicado a él en la Wikipedia está repleto de interesantes referencias así como el dedicado a su obra The Rocketeer.

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