Dibujando en la irrealidad II

16 abril 2011 at 22:00 (Ilustración, Mis Dibujos)

Aquí  andamos  liados con un curso de Ilustrator y Photoshop que la verdad es que promete ser divertido.  Así que lo de dibujar a mano en esta irrealidad sistematizada, lo he dejado un poco, mientras descubro estas herramientas digitales y me sumerjo en otro tipo de ilustraciones, perdiendo mi cabeza en ebullición entre una buena cantidad de proyectos.

Buscando el tiempo perdido y el que queda por perder, aquí  os muestro otra tanda de dibujos. La mayoría están realizados a mano, utilizando todos ellos tinta china, lapiceros, acuarelas, acrílicos y por supuesto papel, aunque ya hay alguno digital que ahora habrá que probar a imprimir, a ver qué tal se consiguen  los efectos.

En estos tiempos violentos y convulsos, la guerra sigue siendo un cruel escenario donde la vida de muchas personas transcurre de forma trágica pero, me gustaría pensar, no carente de momentos de felicidad.  Es en este ambiente bélico, en el de la II Guerra Mundial, donde se desarrolla la historia para la que realicé las ilustraciones que hay a continuación.

Aún no he decidido el título definitivo, ya lo he cambiado 4 o 5 veces y el actual está en “Átomos o milagros”, pero os puedo decir que va de espías, de la investigación sobre la energía atómica, de los nazis y de los aliados, de Peenemünde y de científicos huidos.

Se desarrolla a caballo entre Egipto, Argelia, la Europa ocupada por los nazis (Francia y Checoslovaquia), Alemania e Inglaterra.  Una trama muy movidita, la verdad.

Con esta escena comienza la historia

Tras una pequeña presentación, sigue con esta otra escena

Tras una pequeña presentación, sigue con esta otra escena

El mediterráneo es el puente entre el escenario africano y el europeo

El mediterráneo es el puente entre el escenario africano y el europeo

En Peenemünde los nazis se divierten con sus juguetitos de destrucción masiva

En Peenemünde los nazis se divierten con sus juguetitos de destrucción masiva

El anti-héroe de la historia, italoamericano tenía que ser, tiene un oscuro pasado mafioso

El anti-héroe de la historia, italoamericano tenía que ser, tiene un oscuro pasado mafioso

Influencias, espero que sanas, del cine, de mi admirado e imprescindible Frank  Frazetta, y también del gran  Bernie Wringhtson, como en este diplodocus que le copie y que sirve para este chiste malo de marineros vascos.

Se habrá podido comprobar la atracción que siento por el Oeste Americano, el Wild West tantas veces dibujado y rodado.

Estos dos dibujos  a continuación son de nativos americanos, copias de dos grandes del mundo del cómic y de la vida: Hugo Pratt y Jean Giraud Moebius. Dos maestros inigualables que todo dibujante, en mi modesta opinión, debe conocer y querer.

Me presenté al concurso de carteles para el X aniversario de Baidefeis con este cartel que os muestro a continuación.  Original en tinta y acrílicos, posteriormente lo volví a ejecutar en Ilustrator. Aquí  también os muestro el resultado.

El cartel en cuestión es una mezcla de inspiraciones y elementos copiados a artistas de épocas diferentes. Desde un cartel anunciador del Amanecer de F. W. Murnau, obra que tengo a mi cabecera  como referencia cinematográfica indispensable, pasando por los bailarines de una portada de disco de Jazz del sello Columbia, ejecutada con su estilo característico por otro maestro, Jim Flora.

El proyecto de Cámara Rítmica ya está en mente, y ahora a ver si sacamos el tiempo y el dinero  necesario para abordarlo.

Las últimas ilustraciones de esta entrega irreal, son más oníricas y de tema libre. Algunas de ellas han sido publicadas en el muy recomendable  Proyecto Placeres. Algunos son ejercicios de copia  y color, teniendo  inspiraciones muy variadas. Desde el mes de un calendario del 199X sobre Praga, de Petr Urban y Karel Aubrecht, pasando por un bestiario árabe editado en el siglo XIV y que refleja El libro de los animales de Al-Gahiz, y acabando en algunos montajes, realizados a partir de fotos mías  de la India, Grecia  y Vietnam.

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Dawn

11 abril 2011 at 22:00 (Comics, Erotismo, Ilustración, Mitología)

Este personaje femenino, rotundo y provocativo, fue creado por Joseph Michael Linsner en 1989. Dawn representa a  la diosa de la Tierra y la fertilidad, amante del dios Cernunnos, también conocido como el dios astado,  dios de la muerte del politeísmo celta.

Antes de tener su propia historieta y ser protagonista absoluta, Dawn nació como pin-up, es decir, como modelo de portadas de revista, en este caso, de la historieta Cry for Dawn, aparecida en Diciembre de 1989, y  compuesta por nueve números antológicos donde este bello personaje  aparecía  solo en las portadas, sin duda para atraer a los lectores con su exuberancia.

Posteriormente protagonizaría  sus propias historias para la editorial Sirius Entertainment:

1995-1997 Dawn: Lucifer’s Halo.

1996-1999 Crypt of Dawn.

1999-2000 Dawn: Return of the Goddes.

2003-2005 Dawn: Three Tiers.

Las historias de Linsner son de una sorprendente calidad y un fiel reflejo de lo que significó el mundo del cómic independiente de finales de los 90.

Personaje interesante y atrayente sin duda, Dawn, representa a una diosa postmoderna, que busca su propio significado en un New York post apocalíptico, donde vive rodeada de mortales. Generalmente está representada por una mujer joven, de pelo rojo, con tres lágrimas que se derraman desde su ojo izquierdo, y una lágrima que resbala de su ojo derecho, aunque éste se ve en pocas ocasiones a causa de su larga cabellera.

Se dice que durante la caza de brujas en la edad media, una prueba irrefutable para ser condenada como bruja consistía en demostrar que la acusada solo lloraba por su ojo izquierdo.  Con esta idea, Linsner diseñó a su personaje.

Dawn, es guardiana de todas las brujas de la tierra, la diosa a la que rezan.

Linsner nos muestra a Dawn en muchas facetas y formas diferentes, tamaños y colores, intentando transmitir que su personaje es todas las mujeres. Joseph Michael Linsner siempre hace hincapié en que todas las mujeres son diosas. Por eso Dawn tiene tantas formas y todas ellas bellas, al igual que todas las mujeres.

Historias de guerreros y guerreras, dioses y diosas, el cielo y el infierno, el bien y el mal, sangre y lágrimas. Con estos ingredientes, Dawn convirtió a Linsner en uno de los artistas más reconocidos de la industria de la ilustración.

Más información sobre  Joseph Michael Linsner en su página Web.

Para finalizar, algunas portadas e ilustraciones de este magnífico artista al margen del mundo de la diosa Dawn.


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Esqueletos y calaveras

25 enero 2011 at 22:00 (Historia, Ilustración, Pintura) (, , , , )

Tal y como apuntábamos en la entrada dedicada a las Soldaderas de la Revolución Mexicana, la muerte forma parte inseparable de todas las culturas, pero especialmente es en México, donde se le presta una mayor atención y donde está muy presente en el folclore popular.

La brecha importante entre pobres y ricos, que se ha fraguado mientras crecían el empobrecimiento de la población, la violencia, la impunidad y la corrupción generalizada de las clases dominantes y sus instrumentos de poder, ha posibilitado el avance de esa llamada cultura de la muerte.

Pero el enraizamiento de esta cultura en la población mexicana no es de ahora. Ya en el siglo XIX el dibujante y grabador  José Guadalupe Posada se convirtió en uno de los artistas que alimentó, más recientemente y de forma duradera, la simbología de esta cultura y representó como nadie el famoso Día de los Muertos.

Este hijo de Aguascalientes ilustró corridos, acontecimientos cotidianos, hechos truculentos sensacionalistas, historias de crímenes y pasiones para los periódicos y octavillas de la época, historias de aparecidos y milagros.

Retrató y caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, delincuentes, fusilados, borrachos, bandoleros, damas elegantes, charros, toreros y obreros. En definitiva representó durante su vida de artista la esencia de los pesares y alegrías del pueblo.

Sus famosas caricaturas políticas, llenas de lírica y teatralidad, sus carteles y portadas, sus famosos dibujos en blanco y negro que muestran el absurdo de la vida o la historia de la revolución, tienen una calidad expresiva perenne que hace que se sigan publicando aún en todo el mundo.

Además ilustró las famosas «calaveras» (versos con alusión a la muerte que se ilustraban con esqueletos vivos personificados) género que Posada desarrolló de manera extraordinaria

Las calaveras de Posada están mayoritariamente asociadas con el Día de los Muertos, representando los grabados calaveras y esqueletos bailando, otras vestidas de gala, calaveras de fiesta por los barrios, en calles concurridas, en las casas de los ricos, calaveras montadas a caballo, en bicicleta, con las que se intentaba representar todas las lacras, la miseria y los errores políticos del convulso país de Porfirio Díaz.

Destaca entre todas sus calaveras uno de sus más famosos esqueletos, conocido como la Calavera Garbancera y bautizado por Diego Rivera como “La Catrina”. Una mujer esquelética, caprichosamente vestida con un sombrero de flores y plumas, que representa una burla a la clase alta del Porfiriato.

José Guadalupe Posada fue un trabajador de prensa que empezó a ganarse la vida en los años de la precaria estabilidad y pujanza alcanzada en el México del Porfiriato. Su trabajo incansable le permitió acabar siendo el gran artista gráfico de finales del XIX, maestro de los grandes artistas mexicanos del primer tercio del siglo XX y el definidor de una estética tan poderosa que podría decirse que México entero aún no la ha superado. Trabajó hasta morir, pobre, a los sesenta años, el 20 de enero de 1913.

Posada utilizó desde referencias precolombinas hasta carteles publicitarios de las tabernas y pulquerías.


El México revolucionario se vio necesitado de una autodefinición fuerte, reivindicativa y, en cierto modo, justificadora del cierre de fronteras y el fin del cosmopolitismo que había marcado a los creadores del gusto de años anteriores. Y allí estaba la obra inmensa de José Guadalupe Posada para fundar sobre ella una estética que hoy nos resulta inconfundible y que parece formar parte del alma y la esencia de los mexicanos desde siempre.

Posada abandonó pronto la comodidad de la prensa burguesa para aliarse con el editor Antonio Vanegas Arroyo, dedicado a la literatura callejera y más popular, o hasta populachera. Pero vale la pena fijarse en la tradición culta que impregna estas imágenes.

Ya como antecedente de lo que serían los actuales narcocorridos los cancioneros de corridos empezaron a tener un gran favor del público en los años de la Revolución. Muchos de ellos, como los que versan sobre el Tigre de Santa Julia o sobre Valentín Mancera, serían ilustrados por Posada.

Posada no era un seguidor de los principios revolucionarios, más bien su personalidad era oscura y enigmática en cuanto a su verdadera ideología o sus creencias religiosas.

Los lugares en que Posada publicaba, por más que se declararan «a favor de la clase obrera» eran en muchos aspectos conservadores, sin apenas análisis políticos serios e inclinados sobre todo al sensacionalismo y la caricatura.

Calaveras, esqueletos y más calaveras y esqueletos dan la imagen más extendida de José Guadalupe Posada, cuando en realidad esta parte de su producción no llega al dos por ciento del total. También en esta faceta José Guadalupe Posada es el último gran representante de una tradición literaria y gráfica de más de quinientos años.

Acabaremos con las palabras de Montserrat Galí Boadella, en «José Guadalupe Posada. Tradición y modernidad en imágenes», en el libro Posada. El grabador mexicano:

“El grabado de Posada se transforma en un desfile de personajes, desde los más grotescos hasta los más entrañables: los fenómenos de la naturaleza, los borrachos, los aguadores y demás vendedores callejeros, las soldaderas, las vendedoras en los tianguis, las indígenas en las trajineras de Xochimilco y Santa Anita, políticos, bandidos, cirqueros y maromeros, charros a caballo, policías y federales; éstos a su vez los transforma en calaveras, y entonces el desfile de la vida se convierte en la Danza Macabra

Pulsar aquí para ver / descargar un magnífico corto de José Pavón acerca de la obra gráfica de este artista.

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Soldaderas revolucionarias
La Gran familia de Chas Adams

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La Ruta del Tabaco

14 enero 2011 at 22:00 (Cine, Comedia, Erotismo, Ilustración, Literatura, Novela, Publicidad, Teatro) (, , , , , , , , , , , , , , , )

Últimamente se oye hablar mucho acerca de la ley anti-tabaco.  La prohibición ha llegado a bares, cafeterías, pubs y discotecas, y los no fumadores están contentos. Los fumadores sin embargo no lo estamos tanto, pero, ¡qué remedio!   La ley es la ley y una vez más el sistema aboga por los derechos de la mayoría saludable arremetiendo contra  esa minoría de irresponsables autodestructivos.  ¡Así no contaminaremos el aire común a respirar!

Yo, como fumador, comprendo la medida, y entiendo la alegría de los no fumadores, pero no entiendo las posturas radicales promovidas por algunas asociaciones anti-tabaco, que animan para que haya denuncias contra algunos lugares por su permisividad, o contra algunos ciudadanos (que sí, que también los fumadores lo son) por su despiste o desacuerdo. Así, veo a algunas asociaciones de no fumadores que, sinceramente, me parecen de otro tiempo. Algunas me recuerdan a las ligas antialcohólicas santurronas de los USA que promovieron La Ley Seca, aquella  que hizo ricos a algunos gánsteres americanos.

Tampoco aguanto ver a la ministra de sanidad, ponerse chula recordando las normativas acerca de los clubs de fumadores, que parece que podría ser una solución para algunos sitios que quieren seguir dejando fumar en sus recintos a parte de su clientela. Hay que fastidiarse, como a la gente mediocre, el tener poder le da alas.

Pero no voy a entrar en polémicas. Ya me he acostumbrado a la situación, aunque imagino que otros no se adaptan o no quieren adaptarse y entiendo que se cabreen o protesten. Creo que hay otras cosas más importantes por las que preocuparse, como la crisis, el desempleo o la podredumbre que rodea al desgastado sistema capitalista y la basura que rodea a los políticos, meras marionetas del capital y los mercados.

NO nos pongamos demasiado profundos. Sirva esta disertación introductoria, simplemente, para recordar unos cuantos carteles que ahora están prohibidos, pero que en su momento sirvieron para entrar por los ojos y vender al personal esta droga legal cada vez más perseguida.

Al final de la galería seguiremos con más sorpresas en la senda del tabaco.

Como habréis visto, Hollywood se volcó con la industria del tabaco, y muchas estrellas pusieron su rostro y sus bocanadas de humo al servicio de la publicidad.

Otro empedernido fumador de pipa, facturaría en 1941, una película en la que apenas se echa humo, si excluimos el de los malogrados coches que caen en manos de la enloquecida familia Lester. Y eso que el título hace referencia a una ruta que conoció mejores tiempos, la ruta del tabaco en el profundo sur americano de Georgia. (Tobacco Road).

Con un argumento basado en la novela de Erskine Caldwell y en la adaptación para Broadway de Jack Kirkland, Tobacco Road se considera por muchos expertos como la única cinta fallida de John Ford de aquel periodo. Desde luego, si se compara con las dos películas del año anterior, Hombres intrépidos (1940) y Las uvas de la ira (1940), o con la siguiente, ¡Qué verde era mi valle! (1941), verdaderas obras maestras todas ellas, nos encontramos con una comedia estridente, repleta de slapstick, himnos religiosos y humor gamberro, en la que Ford intenta retratar el profundo sur de la ruta del tabaco enmarcado en la época de crisis de la Gran depresión americana, incluyendo a los paletos incultos que por allí sobreviven.

La película nació marcada por el enorme éxito de la obra de teatro y de la novela, y por las exigencias de la censura. John Ford no había visto la obra y no sabía nada de poblados sureños miserables.

Para el guionista del film, Nunnally Johnson, el problema estuvo en el desacuerdo entre Ford y los personajes. Afirma Johnson que el director le dio un montón de irlandeses salvajes que nada tenían que ver con los paletos sureños que se pretendía retratar. Como Ford no sabía nada de paletos del Sur, y sí sabía mucho de irlandeses, los convirtió a todos en irlandeses, ya que para él un paleto inculto de clase baja y un irlandés inculto de clase baja eran idénticos.

Destaca la excelente fotografía en blanco y negro y una infinidad particularmente hermosa de grises.

El tono de la película cambia de escena en escena, sucediéndose el tono elegiaco y los gags de forma continua.

Muy destacables también las excelentes interpretaciones de Charley Grapewin en el papel de Jester Lester y de la hermosa, a pesar de los censores, explosiva y aquí aparentemente inocente, Gene Tierney, que rebosa sexualidad en todas sus apariciones.

A pesar de las malas críticas y el fracaso total que supuso esta adaptación, esta obra menor de Ford, a mí particularmente me encanta.

Lo entrañable del optimismo irreal que finalmente repunta, aunque sea solo un sueño pasajero, sobre la miseria y la ignorancia. El retrato de ese  sur americano que poco o nada tiene que ver con el de Lo que el viento se llevó, la visión de la crisis en la que están sumidos sus personajes o la presentación de las dualidades entre la religión y la ignorancia o la mansedumbre aborregada, la miseria y los inmisericordes bancos, la pereza y el hambre, el sexo y todo lo demás.



Si a todo esto, le añadimos alguna de las tonadas gospel de la Hermana Bessie y la bocina alocada de Dude Lester, no lo dudéis, la diversión estará asegurada en la ruta del tabaco, donde está prohibido fumar, hasta los títulos de crédito.

Fuentes documentales utilizadas:

John Ford. Filmografía completa. Scott Eyman / Paul Duncan (Ed.) TASCHEN.
La vida y época de John Ford. Scott Eyman. T&B Editores.

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Dibujando en la irrealidad I

6 enero 2011 at 22:00 (Ilustración, Mis Dibujos)

Últimamente no me prodigo mucho en palabras y como habréis comprobado este blog no se actualizó mucho en los meses pasados.  Así que he decidido ir publicando la causa de este silencio, que además,  espero romper más a menudo.

Me relaja dibujar en estos tiempos difíciles.  Después de más de 30 años de pinceles y tintas abandonadas por la profesión informática, he vuelto a aquella afición que en su día me reportó alguna alegría.

Así que he decidido ir publicando algunos de mis dibujos. No será la primera vez que lo hago. Anteriormente publiqué en este espacio los dibujos que hacía en los 80, en el fanzine arriacense Quasimoddoh, donde destacarían las páginas dedicadas a las letras del grupo de GU, Los decadentes o la historia apocalíptica caníbal La nevera.

Más recientemente, también publiqué ilustraciones calentitas del año recién acabado. Treinta años después me volví a reencontrar con los lapiceros y lo que hice ilustró el cuento La reina serpiente.

En estas últimas ilustraciones, han inspirado gentes de pro como Kirk Douglas y Claudette Colbert (Ver), Boris Karloff y Bela Lugosi (Ver), el Cíclope de Harryhausen y la bella Naomi Tani (Ver). También artefactos y otros seres maravillosos creados por la mano de artistas que admiro y sobre los que he escrito en este blog, como Harry Clarke o Ciruelo Cabral (Ver),

Y ahora, en esta entrada, voy a presentaros algunos dibujos más, que espero que disfrutéis.

Desde siempre me han llamado la atención los carteles.  Ejemplos de esta atracción son los que os presento a continuación, unos originales, otros,  copia de carteles que me han gustado especialmente.

El primero es un cartel de la película Fausto de F. W. Murnau que realicé en tinta china y  acuarela.  Desconozco el nombre del autor del original, que además cambió un poco con mi interpretación.

Este siguiente no se va muy lejos de la época. Es un cartel realizado a partir de dos fotogramas del  film El Gabinete del Doctor Caligari de Robert Wiene.  Está realizado con tinta negra y acrílico, intentando respetar dos de los colores originales de esta película muda.

Este cartel lo realicé para el grupo RAP de mis sobrinos. Carroña Sound. Tinta y acrílico.  Aunque el resultado no fue muy satisfactorio, ahí está.

El original de este cartel data de principios del siglo XX, pero desconozco su autor. Es bastante simple pero me pareció muy salao.  Lo realicé en pastel y tinta china.

Un cartel igual de antiguo o más aún que me llamó la atención por el equilibrio de color. El original es de 1904, se titula Lucifer Girl y su autor es Victor Schufinsky. Esta copia mía está realizada en tinta china, acrílico y rotuladores.

Siguiendo con un toque modernista, este a continuación lo realicé inspirado en el Metrópolis de Fritz Lang, utilizando un fotograma del film y una chica de un cartel de 1905 original de Manuel Orazi.  Es un regalo para un café de GU.  La base está realizada en tinta china, y posteriormente coloreada con acrílicos y rotuladores.

Este siguiente es un homenaje a la moto Vespa y al Rocketeer de Dave Stevens, sobre un paisaje camboyano retratado por mí. Tinta china y acrílicos.

Mi amigo Fran y mi hermana Esther me mandaron una foto curiosa de una tienda de Los Angeles, dicen que se acordaron de mí cuando la vieron. Así que aquí la he retratado junto con tres colegas adicionales disfrutando de un poquito de rock’n’roll.

Y para finalizar por hoy un cartel inspirado en Nueva Zelanda basado exclusivamente en fotografías originales mías.

Espero que os hayan gustado.

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